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Día #10

Gran desayuno en el hotel Mirador de Copacabana, incluye café, leche, jugo de mango recién hecho, pan, frutas…
Listos para comenzar el largo viaje a nuestra próxima marca en el mapa. Salar de Uyuni.
Tomamos una micro muy rancia y maloliente con destino a la ciudad de La Paz. Luego de 3 horas ingresamos a El Alto, mítico lugar sobre la ciudad símbolo del descontento social y un ejemplo de como la pobreza puede llegar a crecer tanto como para convertirse en ciudad.
La Paz se ve hermosa desde lo alto. Enfrentamos la ciudad con espectativas más altas que las que albergábamos hasta el momento. Se ve una ciudad moderna, con edificios y muy extendida desde el centro hasta la cumbre de los cerros que la circundan. Es, en efecto, una ciudad en medio de la montaña.
Tomamos un taxi al terminal para arreglar cuanto antes nuestra salida hasta Potosí. Este terminal es hermoso y muy moderno, tiene una arquitectura que nos hace recordar la Estación Central, en Santiago.
Conseguimos boletos para las 20:30, viajaríamos toda la noche. Esto nos daba tiempo para almorzar y recorrer la ciudad con cierta holgura.
Lo primero es conseguir un mapa y que nos dateen los lugares donde podríamos ir considerando nuestro margen de tiempo.
Decidimos no ir a los múltiples museos que se nos presentaron y preferimos caminar por la ciudad hasta su centro, la Plaza Mayor. A su alrededor, el palacio de Justicia, el Palacio Legislativo, la Casa de Gobierno y la Catedral. Todos símbolos de poder temporal.
Las calles de La Paz son estrechas, en subida y con un tráfico importante. Gran parte de este tráfico lo conforman minibuses o furgones de locomoción colectiva, unos cuantos taxis y el resto vehículos particulares. Los menos, sin duda.
Siendo las 2 y media de la tarde no encontramos comida en ninguno de los restaurantes que nos dieron confianza. Simplemente no quedaba.
Terminamos en una comida rápida de pollos fritos. chatarra pura.
Luego, pensamos en adquirir algún libro pero los precios no estaban para nosotros en las librerías establecidas. Ergo, a la calle a mirar los pirateados. Silvia se llevó El León, La Bruja y El Ropero. Por mi parte, me decidí por Travesuras de una Niña Mala, de Vargas Llosa (A estas alturas, estoy a punto de terminarlo, lo presto cuando quieran).
También recorrimos algunas partes de la ciudad donde abundan las ferias artesanales, la iglesia de San Francisco, la calle peatonal, etc.
Al volver al terminal aún falta una hora para nuestra partida. Considerando que el viaje es de 10 horas, compramos suficiente agua y comida para aguantar.

Día #7

Hoy es día de descanso, de relajo.
Nos levantamos a las 10 y nos encaminamos a las termas de Aguas Calientes, que están por la misma calle donde nos alojamos a 10 minutos en subida.
Hay varias piscinas con distintas temperaturas y por supuesto probamos la más caliente al principio.
El lugar está adornado con murales que explican el origen de estas termas y del ecosistema que las rodea.
También está el adorno infaltable: Un buen número de argentinos.
Frente a las piscinas pero en el nivel superior hay un bar y el dueño es Carlos. Tu levantas la mano y Carlos te atiende y te puede traer whisky, Pisco Sour Tequila o lo que quieras. Incluso sandwiches. Todo sobre 15 soles.
Disfrutamos mucho de estas termsa y nos relajamos pensando en la segunda mitad de nuestro viaje. Cuando ya nos aburrimos y mi piel parecía pasa, nos fuimos a buscar un lugar para almorzar.
En Aguas Calientes hay muchos restaurantes que ofrecen menús o platos a la carta y ninguno baja de los 15 soles, más el impuesto por el servico (10% obligatorio que no es propina). Gracias a un dato de nuestras compañeras chilenas llegamos al Mercado.
En este lugar, se venden carnes, frutas, verduras y artesanías en el primer piso. Nos llamó la atención una fruta que se llama Pacay, que que se parece a los porotos (sin desgranar). Dentro tiene una esponja blanca comestible y una semilla negra. Por supuesto pensé que la semilla era comestible y no dudé en masticar. Un policía me dio el dato de que estaba al revés.
Subimos pues al segundo piso en busca de un menú de 6 soles (1 sol = 200 pesos) y nos encontramos con una preparación única, el «Especial».
Esta preparación es a base de frutas: Papaya, Manzana, Piña, Jugo de Zanahoria. Se le agrega miel, otro jarabe que es extracto de un fruto, leche condensada, huevo y una cusqueña negra.
Con este juguito no pudimos ni almorzar, es ultra poderoso!!!.
Luego de reposar, nos fuimos en busca de nuestras mochilas y a esperar el tren que debe partir a las 17 horas en servicio Backpacker (mochileros).
Nuestros compañeros de viaje en el tren son dos doctores algo viejos, uno peruano y otro alemán. El peruano nos contó que andaba acompañando al alemán y a su esposa en un viaje a través de todo el país y que estaban a la mitad y que estaba muerto de cansancio pero era una especie de vuelta de mano por el tiempo que él pasó en Alemania. En fin, nos contó que había hecho el mismo viaje a Machu Picchu hace 35 años con su amigo alemán, esa vez sin la esposa de éste que no se notaba muy amigable (por algo la dejaron en otro asiento con otras personas).
A las dos horas de viaje lo impensado. Una roca del porte de un auto cayó a las vías desde el cero. Una hora de detención al menos nos dice el personal del tren. Nuestro amigo peruano estima que pueden ser hasta seis horas. Todo el mundo al bar del vagon, todo el mundo al baño del vagón. Después de una hora la cuadrilla que vino de Ollantaytambo a sacar la roca lo logra.
Pudimos ver la roca al lado de la vía. Era gigante. Trato de tomar la foto del año, pero sólo tomé la base de la roca y los pies de un hombre de la cuadrilla.
Una hora y media más de viaje y llegamos a la estación de Poroy, una antes que las estación de Cusco. Nos bajamos rápidamente a abordar una micro que nos dejaría en 15 minutos en la plaza de Cusco, a diferencia del tren, que lo hacía en al menos una hora.
Por fin en Cusco, a descansar. Llegamos a la Posada del Viajero. Agua Caliente, baño privado y acceso a Internet.

Día #4

El viaje a Cusco ha sido un verdadero infierno. A pesar del mate de coca y de las pastillas de coca y de las hojas de coca, no pude evitar el mal de alturas. Además me subí al bus con cólicos (Creo) producidos por bacterias en mi estomago (creo).
Todo el viaje, que dura 10 horas sufrimos (Silvia también enfermó) las penas del infierno. Sin ser exagerado.
Llegamos de madrugada y buscamos nuevamente un hoste. Esta vez nos quedamos en el Quilla House, a dos cuadras de la plaza de armas de Cusco.
Cusco es realmente bonito. Si en Arequipa hay templos, en Cusco hay el doble y más hermosos aún. Después de pasear por la ciudad tomamos un city tour que incluía El Templo del Sol, que es hoy la Basílica de los Domínicos y los sitios arqueológicos de Saqsaywamán, Qenco, TamboMachay y Puca Pukará.
Todo hermoso y lleno de historia. De vuelta en Cusco compramos los tickets para hacer nuestro propio tour a Machu Picchu. La ídea es ir por bus desde Cusco a Santa María, pasando por Urubamba, Ollantaytambo, Abra de Málaga (Se encuentra a 4300 msnm) y San Luis.
Nos vamos al centro nuevamente a comer, a tomar mate de coca y a descansar.

Día #2 y #3 Arequipa

La leyenda cuenta que andaba el Inca Mayta Capac (o Manco Capac) con sus soldados por estas tierras y decidió acampar. Al partir, algunos de sus hombres le pidieron quedarse. Entonces el Inca les respondió en Quechua: «Ari Quepay», que significa: «Si, quédense».
Arequipa es, según los arequipeños, la segunda ciudad en importancia del Perú. Está situada a 2335 metros sobre el nivel del mar (msnm). Tiene una extensión de 9682 kms cuadrados.
La fundaron en 1540 y en 1868 fue destruida por un terremoto. La mayoría de las construcciones de esa época son de piedra volcánica (sillar), que es blanca. Pareciera que toda Arequipa es blanca. Hasta el Ciber donde estoy ahora está hecho de esta piedra.
Llegar no fue fácil. 6 horas de trayecto infinítamente curvo y peligroso desde Tacna. Arribamos a las 4 de la mañana y a buscar hostel.
Encontramos uno a dos cuadras de la plaza y dormimos hasta mediodía. El resto de la tarde, conocer la ciudad y a su gente.
Hay dos cosas en Arequipa, taxis e Iglesias.
Donde quiera que vayas hay una iglesia. Y por supuesto llegarás en taxi.
Hay que decir que todos los templos son hermosos, partiendo por la catedral que está frente a la plaza. De verdad transportan en el tiempo y se puede sentir viva la época colonial. También hay sentimientos encontrados porque los que construyeron estas maravillas fueron indios y no creo que les hayan pagado un sol por aquello.
Terminamos el día comiendo pizza en un sector que se podría asimilar al barrio Lastarria en Santiago.
Luego a dormir.
Hoy nos despertamos temprano con la esperanza de tomar un city tour a las campiñas, que son los alrededores de la ciudad y donde hay atractivos turísticos. Lamentablemente hay huelga de micreros y están bloqueando los accesos a la ciudad.
Para no quedarnos con las ganas, hemos ido a los miradores más cercanos de Yanahuara y Sachaca para admirar la ciudad.
Hemos estado todo el día enfermos del estómago. No sabemos bien que será.
Ahora una última caminata por la ciudad para tomar el bus de las 19:30 que nos llevará a Cusco.