Día #11

El viaje entre La Paz y Potosí ha sido peor de lo que esperábamos. Los asientos erán cómodos. Sin embargo, a poco andar el bus paró por cerca de media hora sin siquiera haber salido de la ciudad. Luego, hicieron subir más gente que se acomodó en el pasillo, incluso una mujer con bebé. Lamentablemente, los que nos tocaron al lado no olían de lo mejor. Además, tras nuestros asientos (que eran los últimos) se instalaron unos niños a dormir. Reclamos al auxiliar al que no le entendíamos nada, molestia generalizada y también pena por las condiciones en que hacían viajar a esas personas, incomodándonos de paso.
Después supimos que el auxiliar les había mentido diciéndoles que en una o dos horas accederían a asientos.
Logramos conciliar el sueño, pero el bus tuvo problemas durante la noche y paramos al menos 3 veces en la carretera. El viaje duró 12 horas. finalmente llegamos a Potosí. A pie nos trasladamos a un sector desde donde salen las micros a Uyuni. Nuevamente compramos los pasajes y salimos al centro de Potosí a tomar desayuno y a conocer.
Lo poco que pudimos ver. Una bonita arquitectura que daba cuenta de las épocas en que el Cerro Rico daba plata para Bolivia y para todo el Virreynato del Perú, incluyendo a Chile. Tomamos desayuno en una esquina de la plaza en un lugar muy bonito pero que -Sorpresa- no tenía agua en el Baño.
Recorrimos las estrechas calles, conocimos algunos lugares de interés, como la Casa de Moneda y la Catedral, tomamos fotos de Cerro Rico y entramos a la Municipalidad. Lo malo, la contaminación producida por el transporte público. Este transporte, al igual que en La Paz, está constituido por Minibuses y Furgones viejísimos que llenan la ciudad de un humo muy tóxico. Sin bromas, es mucho peor que el centro de Santiago.
De vuelta a esperar la micro. Nos subimos y constatabamos que no cabíamos en los asientos. Ni de Frente ni de ancho. En mi caso, la manilla para reclinar el asiento -Que no funcionaba, obviamente- quedó enterrada en mi muslo derecho. Todo el camino.
El viaje duró siete horas. Entre paradas para comer choclo con queso, empanadas de vegetales y huevo, bajar y subir pasajeros (no quiero ser majadero, pero estos pasajeros eran en su mayoría gente de campo y olían muy mal), mareo y paisajes hermosos, llegamos a nuestro destino, Uyuni.
Uyuni es una ciudad de unos 12 mil habitantes. Tiene casas pequeñas y caminos de tierra. Algunas calles son de adoquines. Tiene una plazita donde se concentran los restaurantes, pubs, hoteles, hostales y agencias de turismo. Nos quedamos en uno de los hoteles de la zona y contratamos el tour al salar con conexión a San Pedro en la agencia Quechua Connection. Cenamos Spaghetti y Lasagna. A dormir.

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